domingo, 21 de noviembre de 2010

El Septenio (1870-1877) III

Durante el Septenio y de un modo especial los años 1873-1877, la administración de Guzmán Blanco se distinguió por la realización de numerosas obras públicas y de ornato. Caracas, sobre todo, empezó a tomar otro aspecto. El Capitolio Federal fue concluido en su primera etapa en febrero de 1873, aun cuando la construcción total no se completó sino en 1877. El 7 de noviembre de 1874, fue inaugurada en la plaza Bolívar de Caracas la estatua ecuestre del Libertador, obra del escultor italiano Adán Tadolini, que hoy se halla en ella. En octubre de 1875 y enero de 1876, sendas estatuas de Guzmán Blanco fueron develadas en Caracas. La primera, cuya erección fue decretada por el Congreso, era ecuestre y se hallaba situada entre el Capitolio y la Universidad; la segunda, que había sido levantada por acuerdo del Concejo Municipal de Caracas, fue colocada en la colina de El Calvario que domina a la ciudad. El antiguo templo de la Santísima Trinidad fue transformado en Panteón Nacional en 1875, y a él fueron trasladados, el 28 de octubre de 1876, los restos mortales del Libertador que, desde 1842, reposaban en la cripta de la familia Bolívar en la catedral de Caracas. Todos los historiadores coinciden en que el Septenio fue la etapa más fructífera del régimen de Guzmán Blanco, aun cuando su política estuvo muy lejos de satisfacer a todos. Entre los descontentos estaban los hacendados, quienes no lograron que el Gobierno llevase a cabo una política agraria satisfactoria. El presidente se negó a promover el Instituto de Crédito el cual debía, según las intenciones de los hacendados, facilitarles préstamos a bajo interés. Este rechazo provenía, en parte, de su alianza con la élite comercial y financiera. Su actitud negativa hacia aquel instituto ilustraba también sus preferencias por una ayuda indirecta del Gobierno al sector agropecuario más bien que mediante un subsidio otorgado de los fondos públicos. El impuesto nacional de tránsito (en vez de los peajes), y la importancia conferida por el Gobierno a la mejora de las vías de comunicación, brindaban beneficios indirectos a los hacendados, puesto que mejores carreteras facilitaban el movimiento de los productos y reducían los costos de transporte. En lo referente a los caudillos, la política de Guzmán Blanco consistió en dejar en manos de ellos el mantenimiento de la paz en sus respectivos estados e intervenir tan sólo cuando todos los otros medios para asegurarla hubiesen fallado. De esta manera terminó con la anarquía que reinaba en el país. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario